Cuando el Alma encarna profundamente en la materia, vive procesos de ciclos, con despertares graduales.
Pero cuando el Ser intenta hacerse absolutamente consciente, en un despertar
perfecto a través de la materia, se forman remolinos, debido a la intensidad de
la energía que fluye, como cuando una gran cantidad de agua se vierte en el
cauce de un río.
El remolino de Divinidad se convierte
en una yoidad, en un yo, y en ese punto la vida divina se auto hipnotiza,
debido al juego del Velo de Maya, y cree que está separada de sí misma. La aparente parte que se cree separada de sí misma piensa que existe por sí
misma, que es independiente, y juega al juego de ver a un Creador fuera de sí
misma. Y cuando hace esto, surge una perfecta yoidad. Como un remolino de consciencia,
y ese remolino de consciencia hace que se obstruya totalmente el libre fluir de
la vida divina a través de su expresión estructural.
Hay una simbiosis perfecta entre
todas las criaturas que viven y conviven en el campo de la Creación. Pero el
remolino genera una alteración de esa simbiosis y esto crea la apariencia de un
desvío del cauce del río universal. Ese desvío es como un tabique que se crea, como si se hubiese derrumbado algo
de la orilla del río, y ocurre un desbordamiento de la energía que genera
estragos y destruye lo que encuentra a su paso.
Esa obstrucción creada por la yoidad, generando un derrumbamiento en el cauce
de la Vida Divina ,
es lo que llamamos el karma.
El río de la Vida Divina necesita
corregir su cauce, necesita volver a encontrar su camino para ir hacia el mar
de la Infinitud. L a dirección del agua es siempre hacia el mar y aprovecha
siempre el más mínimo desnivel para fluir. Cuando no encuentra desnivel desborda y produce una inundación. La Vida Divina ,
buscando ese desnivel, se topa con el remolino del yo, que obstruye, produce
estragos y genera lo que llamamos el karma, porque en ausencia de
auto-consciencia, la yoidad, pretendiendo hacer lo correcto, hace cosas que
están desviando el fluir natural de la Vida Divina a través de las estructuras.
Cuando eso hacemos, la propia Vida Divina tiene que auto corregirse, generar un
proceso de auto corrección, de rectificación. El sendero recto es la distancia más
corta que hay entre dos situaciones, entre dos eventos. El sendero co-recto es un sendero corregido, cuando nos hemos desviado del
sendero recto. Debemos corregir nuestra vida, nuestro sendero, de tal manera que volvamos a
encontrar el cauce de la
Vida Divina. Par a hacer eso echamos mano de una Ley que es el Principio de
polaridad y es éste el que genera las acciones kármicas. Estas acciones están dirigidas, en forma general, a corregir la desviación del
río de la Vida Divina.
Estamos acostumbrados a escuchar del
karma como de una situación que es individual, que nos compete directamente,
como algo que se nos devuelve en forma instantánea como sujetos. Pero a la vez
tenemos el concepto de que el Ser, la Vida Una , es la totalidad, sin división, y no hay
partes. ¿Cómo podría la divinidad, si no tiene partes, querer castigar a una parte
suya?
En realidad, la fragmentación solo puede ser una abstracción que se genera bajo
el Velo de Maya. Afuera del velo, la Divinidad , el Absoluto, es Indivisible,
Indestructible, es Todo, no tiene imperfección, es imposible de ser destruido,
atacado, dañado, de manera que la acción kármica solo ocurre bajo el Velo de
Maya. El Absoluto nunca deja de Ser, y por
tanto es absolutamente consciente de sí mismo, de la Creación , de su propia
ilusión y de su propio sueño. Soñando sabe que sueña y su sueño es perfecto. Es dentro de su sueño que ocurre el karma, es dentro de su sueño que ocurre la
desviación del flujo de la
Vida Divina , pero en la realidad no hay ninguna desviación
posible.
Por tanto, el karma que ocurre y parece una tragedia dentro del sueño divino,
en realidad es algo que pertenece a la perfección del sueño de la Divinidad. Solo lo vemos como karma desde aquí,
solo lo vemos como una acción, como una fuerza que nos es devuelta para
equilibrar, por polaridad, una fuerza que está desbalanceada. Pero en realidad
no se puede aplicar un karma individual; en realidad el karma siempre es
colectivo, porque hay una sincronía entre quien vive el evento kármico y quien
es instrumento de las fuerzas kármicas. Solo podemos percibir el karma bajo
el Velo de Maya porque sin el Velo de Maya el karma no existe. Los Maestros
enseñan que cuando entramos en el proceso de meditación, que significa el
estado de permanecer en el Ser sin que exista la mente inferior como ilusión
del yo, en ese instante se quema el Karma.
La fuerza kármica es una fuerza muy
inteligente. Es la
Inteligencia Divina que busca la sincronía universal para
devolver el fluir de la
Vida Divina al cauce natural.
No se planea una encarnación sola,
pues no hay un individuo planeando una encarnación, porque las estructuras de
la yoidad están disueltas. Tampoco se planea un karma solo. No hay un individuo planeando su auto castigo, su karma. La misma energía divina vuelve a crear, por la memoria de sus remolinos anteriores,
la precipitación de un juego de encarnaciones. Y una vez que ha ocurrido esa aparente división, esa ilusión de separatividad
nuevamente, lo cual ocurre antes del nacimiento de los seres, cuando estamos
descendiendo desde el bardo hasta la encarnación, las fuerzas kármicas se
reparten en forma colectiva, de tal manera que hay una sincronía, donde
comienza a operar la fuerza de destrucción de la Divinidad , que hace que
esas fuerzas antiguas se canalicen y vayan hacia las fuentes de su propia
creación. Entonces toda fuerza regresa a su origen, a su propia fuente, para ser
corregida. Pero la fuente aparentemente ha sido un remolino de yoidad que no existe,
porque la yoidad es una ilusión, generada por un vacío en la percepción, creada
por la ilusión de la percepción sensorial, que es la que ha creado ese karma,
de tal suerte que ese karma es también ilusorio.
Una planta surge de una semilla que
es similar a su propia naturaleza. No podemos sembrar naranjos y obtener
cardos. Si sembramos semillas de naranja, surgen naranjas, así que lo que nace
de la ilusión es ilusión también. El karma dirigido a un ente individual es ilusorio por cuanto quien lo genera
es un yo ilusorio y vuelve hacia él. Si Uno logra permanecer en ese estado
de contemplación y meditación en forma permanente, allí la ilusión del karma
muere porque el Velo de Maya se ha levantado. El karma solo existe bajo este velo y si no hay velo, no hay karma. Así de
fácil se acaba, y Dios despierta de su sueño.
Es como cuando tenemos una pesadilla en
la que alguien nos persigue y nos va a matar con un cuchillo y no podemos
correr y se atraganta nuestra voz y no podemos pedir auxilio y ya casi el
asesino nos alcanza y entonces ya sucumbimos de terror. En el estado de ensueño es una tragedia, es algo gravísimo, tenemos sufrimiento
y hay angustia. Pero de repente alguien nos dice: hey, despierta! es tan solo
un sueño. Entonces despertamos, suspiramos y descansamos. No era verdad, termina la angustia, termina el dolor, termina el sufrimiento,
todo aquello acaba, la calma vuelve. La persona dice que lo que vivió en la pesadilla es real, pero es una realidad
transitoria, relativa. Vivió esto una existencia relativa allí, en ningún lugar
real. Es una sensación relativa esto del karma. Una vez salimos del sueño, lo cual equivale a levantar el Velo de Maya, vemos
que todo está bien, que todo está en calma, que solo se trataba de una ilusión.
Así que al despertar de nuestro largo sueño de consciencia de Divinidad, de la
ausencia de auto-consciencia, volvemos a recuperar la consciencia del Ser y
despertamos de esta pesadilla llamada karma. Pero como el karma existe bajo el
Velo de maya, mientras estemos bajo este velo, aparece ante nosotros como un
karma real, en la ilusión del sueño divino llamado Creación. Y en este sueño hay determinados karmas que se precipitan en nuestras ilusorias
vidas.
De un lado, está el karma que debemos pagar en esta encarnación, que se ha
precipitado a través de la estructura de esta vida como una corrección para
volver al camino recto. Este es una especie de karma programado para la encarnación. De otro lado existen otros karmas que están latentes, dados por todo el
conjunto de samskaras que se encuentran en nuestro ser. Los samskaras son todas nuestras tendencias negativas no redimidas de otras
vidas. Esa suma de memorias, de instintos, emociones, sensaciones automáticas y
pensamientos programados que se encuentran en nuestro inconsciente.
El inconsciente está en el cuerpo
físico, energético, emocional y mental. Es un campo de fuerzas que nuestra consciencia no puede ver, que subyace a la
consciencia de vigilia. En el transcurso de las encarnaciones van saliendo de acuerdo a un cronograma,
a un juego, a un patrón dinámico. El inconsciente es algo que permanece ahí, como un gato encerrado que busca
huir. Cuando encuentra una ventana abierta, da el salto y aflora. Es energía represada, contenida por la misma Divinidad, que sabe que si
manifiesta toda la sombra de un solo golpe, destruye la estructura. Así que lo
va sacando a cuenta gotas. El inconsciente no es solamente una
memoria olvidada que genera un impulso, que es una memoria olvidada de un
pensamiento o una emoción de algo que hemos vivido en el pasado. No es
simplemente un cliché, una película o un vídeo cinematográfico lo que está
guardado en nuestra memoria. El inconsciente es una fuerza potente que es capaz de obrar sobre nuestro
cuerpo material, sobre nuestra energía, sobre nuestras emociones y sobre
nuestro pensamiento. Ese conjunto de fuerzas que hay ahí, son todos nuestros
samskaras.
Cuando la consciencia Absoluta del
Ser se establece y decidimos permanecer en el Ser, en ese momento la
consciencia es Total. Cuando la consciencia es total, no necesitamos guardar memoria donde hay
Sabiduría Absoluta. Si lo sabes todo, ¿para qué necesitas la memoria? La memoria es un artificio del yo, para hacernos creer que el proceso de
evolución es un movimiento que se realiza a través del conocimiento de la mente
racional, que necesitamos aprender cosas y más cosas, y ponerlas en la memoria
y hacer un proceso de análisis, comparación y síntesis con el objeto de obtener
un conocimiento y una sabiduría. Pero la Sabiduría verdadera no es así. La Sabiduría es total.
Dios, estrictamente hablando, no tiene memoria ya que es sabio siempre.
La creación, su sueño, sí tiene una memoria, tiene muchas memorias, las
llamadas memorias de la naturaleza. Todas las memorias, aunque existen son ilusorias. Son producidas en el Mundo de
Maya, que es el mundo de nombres y formas, el cual es generado por una
perversión de la percepción. El karma se basa en esas memorias. Es una ilusión creada por el Velo de Maya. Creemos que somos incapaces de salir
de la prisión. Es increíblemente fácil esto y sin embargo nos parece tan
difícil salir de esta cárcel. Lo único que nos saca de esta prisión kármica es
la perspectiva de percepción. Si miramos desde el yo estamos presos, si miramos desde el Ser somos seres
libres.
Por eso, la experiencia de alcanzar el nivel de conciencia que mediante una
distinta forma de cognición nos permite una percepción absoluta y total se
denomina Liberación. ¿De qué nos liberamos? De maya. De una ilusión cósmica. En este sendero hacia la liberación
total es necesario, primero, no generar más karma en esta encarnación, lo cual
significa ir por el sendero recto que es el más corto. Para lograrlo hay que tener un gran sentido del equilibrio, del punto medio, de
la balanza, de ser justos. Para evitar nuevo karma se necesita que haya justicia, el equilibrio de las
fuerzas.
Tenemos que encontrar ese punto medio, el camino del Buda. Cuando encontramos
ese punto medio y obramos desde ese punto, no generamos karma porque no nos
vamos hacia ningún lado de la fuerza de polaridad. Si es así, no necesitamos de
una posterior fuerza equilibrante para llegar al punto neutro.
Existe karma en cuanto hay dualidad,
polaridad, ilusión de la realidad, ausencia de consciencia de la real unidad,
vacío de auto consciencia; pero en la medida en que ese vacío se llena, porque
el alpinista sube a lo alto y se libera de todas las fuerzas que hay en el
valle de la ilusión, en ese momento no hay karma porque la auto consciencia
vuelve.
El fluir natural de la fuerza se restablece porque la percepción va más allá de
la simple causa y del efecto. Se está por encima, en el punto neutro del yin y
del yang, en el punto inmóvil de la oscilación del péndulo existencial. En ese
momento no hay karma; ese es el secreto real de transmutar un karma.
La percepción de la Presencia Absoluta
consiste en la atención en el presente. La atención en el presente es la ausencia de futuro y la ausencia de pasado. Si estoy en el punto neutro, en el presente perfecto, en la Seidad o consciencia de
Ser, no hay pasado, no hay futuro, no hay causa, no hay efecto, no hay karma.
¿Es obligatorio pagar el karma
mediante el dolor? No. Hay un beneficio absolutorio que se llama la Gracia Divina. Y es el despertar en la conciencia del Ser lo que genera la
adquisición del poder de la
Gracia Divina.
La única forma de superar el karma, todo el karma en una encarnación, la única
forma de cancelar todo ese karma es salir del sueño, despertar, romper la
pesadilla. Pero en realidad es la
Divinidad misma quien a sí misma se despierta, porque no hay
un alguien allá afuera que pueda despertarnos. Eso solo ocurre dentro del
sueño. Es como si yo me miro en un espejo y le pido a mi imagen en el espejo algo, y
espero que la imagen en el espejo me responda, cuando en realidad soy yo el que
se mira en el espejo y tengo el poder de hacer lo que le estoy pidiendo a la
imagen del espejo.
Solo hay karma si estamos en la oscilación.
La oscilación de Maya. Pero si salimos de esa oscilación trepando por el hilo
del presente perfecto, de la consciencia del Ser, entonces no hay oscilación. Vamos al punto donde el péndulo comienza, a la fuente de la Creación , donde no hay
movimiento.
La oscilación está en el extremo del péndulo y entre más lejos se esté de la
fuente, mayor oscilación existe, pero entre más cerca de la fuente hay menor
oscilación y cuando llego al punto exacto, a la fuente del péndulo, allí solo
hay perfecta quietud. Si en la conciencia no hay oscilación, y de hecho en la verdadera consciencia
no la hay, no hay karma, no hay ni causa ni efecto.
En la existencia fenoménica contamos
con tres recursos. Existen tres fuerzas: creación, mantenimiento y destrucción. Y existen tres formas de saldar el karma: el dolor, el amor y la consciencia.
El dolor está de acuerdo con la fuerza de destrucción; es el abrir una puerta a
la entrada de las fuerzas de la destrucción. Estamos en el mayor grado de ilusión cuando permitimos esto.
La fuerza del amor está de acuerdo
con la armonía. Ésta revela un punto medio en el que la fuerza del amor nos
enseña que podemos saldar nuestras deudas kármicas a través de ella; del
compartir, de la misericordia, de hacer algo bueno, de ejercer una compensación
antes de que la fuerza que nos va a compensar lo haga, antes de que tengamos
que abrir la puerta a las fuerzas de la destrucción.
Hay una tercera forma que es la
consciencia. Si nos hacemos conscientes y comprendemos, no tenemos que esperar a las fuerzas
del amor que generan apego, porque nosotros en nuestra ilusión de Maya
confundimos el amor real con el apego a las criaturas, y tratando de amar lo
que hacemos es apegarnos y atraemos también las fuerzas de destrucción.
La consciencia se anticipa a cualquier necesidad de expresar nuestro afecto
hacia afuera, debido a que rompemos la ilusión de separatividad. Entonces
comprendemos que el que está afuera es todos y yo también, pero son los mismos
que están adentro porque todos somos una unidad perfecta. Entonces obramos en una naturaleza del amor distinta. Es el amor de la Divinidad perfecta, que
mantiene el equilibrio entre todas las criaturas porque todas las criaturas
somos Uno; es una sensación distinta este amor que no genera apego y no atrae
las fuerzas de destrucción.
El camino de la consciencia significa
cambiar nuestra perspectiva de percepción; ver como el águila desde un punto
más alto; como el alpinista en la cima, ver la totalidad del paisaje. Cuando nos elevamos hacia la consciencia vemos desde una perspectiva superior y
nos damos cuenta de que en realidad el karma depende de la oscilación de las
fuerzas de polaridad. Y si estamos por encima, como alpinistas, en el sitio más
alto, estamos en el punto donde no hay oscilación.
Es un estado de consciencia real este estado de no oscilación, el estado de no
movimiento y tiene que ver con la mente superior. Cuando logramos estar en ese estado supra mental, entonces vamos por encima de
la mente racional, ilusoria, mayávica, memorística, imaginativa, que oscila,
que recuerda, que se proyecta al futuro, que nos mueve de la causa al efecto y
que se traslada a través del tiempo.
En la supra mente no funciona el tiempo, no funciona la dualidad, y ese estado
de percepción y de cognición es el equivalente a estar en el punto más alto de
la montaña, a ir donde el péndulo no se mueve y a donde, sin haber oscilación,
no hay más karma. Entonces se alcanza así el punto de liberación.
Cuando el karma llega a mí, y estoy
en la conciencia de yoidad, lo único que tengo que hacer para evitar el
movimiento es tener quietud, evitar la oscilación, tener calma, y en ese
instante pensar en qué es lo que realmente soy. Soy Atman, el Infinito
Ilimitado, La Chispa
de la llama Divina, un Ser indestructible, que no se quema, que no se moja, que
no se destruye, que no se fragmenta.
Es enfocándose en la supra mente que es muy poderosa. ¿Como ésto se logra, porque la supra mente opera en un nivel por encima de la
mente ordinaria? Necesitamos que la
Divina Presencia recupere su cauce.
Cuando la Divina
Presencia recupera su cauce, la supra mente, que es la Mente Divina se
establece en la estructura. Pero no es mi mente la que tiene ese poder, no es la mente del yo, no es mi
yoidad, no es un poder ganado porque me fue transmitido por alguna entidad
caprichosa a la que le caí bien. Es el poder de Dios que actúa en la estructura
qué logro la perfección. Solo se logra saldar totalmente el
karma con esa perfección de la
Seidad. Es el hecho de Ser verdaderamente, es el hecho de permanecer
en el Ser Total. Es la comprensión de la
Ley Universal lo que salda el karma.
El karma no solamente se cura con la
consciencia de totalidad sino que no se genera cuando hay consciencia de la
totalidad. Solo se genera karma cuando se está en la consciencia de la yoidad. El nivel de sufrimiento está determinado por el nivel de consciencia en el que
se percibe.
Una persona que tiene un nivel de consciencia bajo, lo cual significa, donde
Dios duerme profundamente, donde hay una gran ilusión, donde reina Maya, sufre
mucho. Si una persona no tuviese esa consciencia de que todo tiene una razón de ser,
entonces está todo el tiempo oponiéndose a la realidad, y al oponerse sufre.
A medida que vamos comprendiendo cómo funciona esto, el sufrimiento desaparece
porque dejamos de ejercer resistencia frente a la realidad.
Si vamos saliendo de la ilusión, vamos haciendo agujeros en el Velo de Maya.
Nuestra persistencia de obtener el estado de permanecer en la consciencia del
Absoluto, nuestra intención silenciosa en la meditación, son capaces de
perforar en múltiples lugares el denso Velo de Maya. Entonces la luz penetra,
por los agujeros, o más que penetrar surge, porque la luz siempre ha estado
ahí, como el sol que es ocultado por la nube, contenida por el remolino del yo.
Y entre más luz hay, más comprendemos, y entre más comprendemos menos sufrimos,
y entre mas comprendemos y menos sufrimos más estamos en la consciencia de la Eternidad. Entonces
karma no tiene efecto sobre nuestro Ser, porque no hay yoidad, no hay
necesidad.
Cuando la yoidad muere desaparecen los deseos, desaparece el karma. Si no hay
deseos no hay karma.
Simplemente hay que elevar el nivel
de conciencia. Cuando el nivel de conciencia se ha elevado, al punto en que no se genera más
karma, el que tengo se tiene que acabar. Cuando se agota el karma, solo se regresa a la encarnación si quiere
voluntariamente volver. Los liberados con frecuencia quieren volver, no porque
estén atrapados en la rueda de samsara o rueda de las encarnaciones. Lo hacen
para disolver el karma de la humanidad.
Es en la no dualidad, en la quietud interior, en el silencio de la mente, ese
que no tiene comienzo ni final porque permanece en la Eternidad , donde la Sabiduría se manifiesta
y es en ese estado de conciencia donde el karma no existe más.
Alipur Karim